Elia y su hermano siempre escuchan las historias que su abuela les cuenta antes de dormirse, como aquella que trata de lo que le ocurrió a su padre cuando era niño: un buen día, decidió vivir con los ojos cerrados. Así iba por todas partes, incluso a la escuela. Nada ni nadie conseguían que los abriera. Solo fue eficaz la ayuda de un buen amigo, que también necesitaba ayuda... Pero ¿sucedió realmente así?
A medida que le hacían las preguntas, él, frente al caballete, dibujaba varias escenas del libro con apenas unas cuantas líneas. A la biblioteca le ha regalado al terminar la visita un dibujo de Lucas, el bellaco que un día decidió vivir con los ojos cerrados.★
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